A) La argumentación

Una argumentación es un texto que tiene como fin o bien persuadir al destinatario del punto de vista que se tiene sobre un asunto, o bien convencerlo de la falsedad o veracidad de una teoría, para lo cual debe aportar determinadas razones. Aparte de esta intención comunicativa, el texto argumentativo se caracteriza por una organización del contenido que lo define como tal: se presentan unas opiniones, que deben ser defendidas o rechazadas con argumentos, y que derivan de forma lógica en una determinada conclusión o tesis.

La argumentación es una práctica discursiva de tipo racional en la cual un locutor defiende un punto de vista confrontándolo con el de un contrincante real o potencial. Esta práctica discursiva presupone, por una parte, la existencia de una contradicción, de una confrontación de puntos de vista, y por otro lado, presupone la existencia de una pluralidad de opciones entre las cuales escoger.

Estructura de la argumentación


Una argumentación no consiste en un simple conjunto de proposiciones, sino que tiene una estructura específica. En esta estructura deben siempre estar presentes una premisa y una conclusión. La conclusión debe inferirse o desprenderse de la premisa. En la argumentación, la premisa toma la forma de un enunciado que será aceptado como válido en virtud de su relación implícita o explícita con otro enunciado más general que permite el pasaje a la conclusión. Plantin (2001) propone el siguiente esquema para graficar esta relación:








El argumento, entonces, no es solamente el dato ni la ley de pasaje, sino que es el resultado de la combinación de ambos. Las leyes de pasaje que en otras teorías se denominan garantías o topoi (lugares comunes), son convenciones generalmente admitidas por todos que adoptan la forma de afirmaciones. El dato se transforma en argumento cuando se apoya en una Ley de Pasaje apropiada.



En el plano discursivo no hay un orden fijo de presentación de las funciones argumentativas (dato, Ley de Pasaje, conclusión); además debemos tener en cuenta que la mayoría de las veces la Ley de Pasaje no aparece explícita en la superficie del texto y es necesario reconstruirla para que el dato adopte el estatus de argumento. Por ejemplo:



Ellos están en mejor estado físico que nosotros (dato), nos van a ganar (conclusión)


Ley de pasaje reconstruida: Un buen estado físico es un factor esencial para ganar.

Estructura lingüística de la argumentación


En general las aserciones en presente son la forma gramatical más habitual del esquema argumentativo: dato, ley de pasaje y conclusión. La conclusión, sin embargo, puede tomar la forma de un imperativo (orden o invitación). En los textos publicitarios, textos persuasivos por excelencia, lo más común es la utilización de la forma imperativa.


El uso de expresiones modales en la argumentación mostrará hasta qué punto el locutor está seguro de aquello que está enunciando. Siguiendo a Givón existen tres tipos de enunciados:


1) Los enunciados declarativos en los que el locutor expresa absoluta certeza: Yo corro en la mañana.


2) Los enunciados evidenciales en los que el locutor expresa una confianza relativa en lo que sostiene: Yo me acuerdo de que estaba corriendo.


3) Los enunciados que expresan un alto grado de inseguridad: Yo creo que no paré de correr.


Asimismo, al argumentar es posible recurrir a expresiones que mostrarán el grado de certeza o probabilidad de lo que se sostiene: Es indiscutible que la tierra gira alrededor del sol / Es posible que el año que viene viajemos; Indudablemente la fotosíntesis es fundamental para las plantas / Probablemente el tribunal se conforme el mes próximo.

Estructura textual de la argumentación


No existe un modelo único de composición textual argumentativa. Se puede encontrar diferentes estructuras textuales argumentativas en diferentes instancias: un sermón, la publicidad, el debate, una discusión familiar. El esquema textual rígido del tipo: Introducción, Tesis, Argumento, Conclusión, pocas veces aparece en los textos a los que nos enfrentamos. De acuerdo a Dolz (1995), No existe una única forma de planificar globalmente un texto argumentativo, sino diferentes posibilidades que pueden ser examinadas de manera crítica por los alumnos.
 

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